Ultimamente mi vida a sido un asco desde el día en que enpesaron las clases, el trabajo, la escuela, mi vida social (si es que todavia tengo), han hecho que me volviera un poco ocupado y mas miserable, ya hace tiempo que no escribo en mi blog, y es por lo mismo...ahora espero que ya lleguen las vacaciones de invierno(que porsupuesto falta muchisimo) para que me ponga al corriente con mi personalidad. Y no nada mas conmigo he quedado mal, sino tambien con mis amigos, mis compañeros de escuela y tambien con mi familia, no se que sea lo que tengo pero, ultimamente he sentido prejuicio hacia las demas personas, hay momentos en que no quiero escuchar ni siquiera el ruido de los grillos por la noche, pero se que lo voy a superar.
Pero en fin, voy a superarlo, se que puedo, y lo voy a hacer, espero y siga escribiendo mas en mi blog y espero que me sigan visitando por que yo estoy aqui CON LAS MISMAS GANAS DE SOÑAR.
aqui esta algo que de pura caualidad encontre en la internet:
DECEPCIONADO.-
A veces le da a uno la impresión de que cada vez que confía en alguien sale decepcionado. Me ha pasado recientemente con alguien a quien pude conectar con un amigo para que le diera una plaza de trabajo. Me cuenta mi amigo que es un gandul y un vago, que no hace frente a los problemas con los que le toca liriar. Que solo piensa en si mismo y en los suyos. Y es un lío tremendo pues al ser un trabajo de tipo social, como el mío propio, tiene que trabajar con gente, y aunque no debemos hacer nuestros los problemas de los demás, sí que nos debemos preocupar, y tener una actitud éticamente solidaria. Y este tío pasa de los demás con los que tiene que trabajar.
No es la primera vez que me pasa el hecho de que cada vez que confío en alguien enteramente salgo engañado. Menos mal que en cuestiones amorosas me va mucho mejor. Bueno, he hablado con ese amigo, le he dicho lo que pienso, cual debe ser, por propia experiencia personal, la actitud que se debe tener en un trabajo de este tipo, y casi me ha borrado de su vida. Ya ni pregunta por mí, ni me llama, y cuando me ve su saludo es un mero compromiso. Y eso que se arrepintió ante mí, que se mostró todo compungido.
Este hecho me recuerda lo que me decía un amigo psicólogo acostumbrado a tratar a personas con depresiones por muchos motivos. Me contaba de alguien, sin mencionar personas, que, acostumbrado a darse a los demás y a solidarizarse con los otros, se encontró con que cuando él los necesitó los otros le dieron la espalda. Y se ha hecho un lío con su vida, a la que no le encuentra sentido. Aunque la expresión sea vulgar, mi amigo el psicólogo le está ayudando a descubrir que en la vida cada uno va a lo suyo, a sacar sus castañas del fuego, y que no se puede tener amigos en el trabajo. Y que solamente él y los más, los más cercanos serán los que se interesen por el mismo.
Vuelvo a mi amigo de marras. Ya no sé si llamarle ex amigo. Ya no sé cómo actuaré el día que tenga que recomendar a alguien para un trabajo. Como amigo, claro está. Porque intentar ayudar a colocar gente es también lo que hago, pero ni conozco personalmente al que viene a buscar trabajo ni tampoco al que se lo va a dar. Eso me salva. Solo soy un mediador. En el otro caso era algo más que mediador: mi recomendación influía. Pero sí, algo de decepción tengo. Espero no se haga un mal generalizado en mi persona. Pero al menos, un poco más desconfiado sí que me vendría bien, o por lo menos no ser tan impulsivo socialmente. De todas formas, no es precisamente un panorama muy bonito, vivir desconfiando o de decepción en decepción, salvo de aquellos más cercanos, muy cercanos, que forman tu pareja, tu familia, tu casa.
No es la primera vez que me pasa el hecho de que cada vez que confío en alguien enteramente salgo engañado. Menos mal que en cuestiones amorosas me va mucho mejor. Bueno, he hablado con ese amigo, le he dicho lo que pienso, cual debe ser, por propia experiencia personal, la actitud que se debe tener en un trabajo de este tipo, y casi me ha borrado de su vida. Ya ni pregunta por mí, ni me llama, y cuando me ve su saludo es un mero compromiso. Y eso que se arrepintió ante mí, que se mostró todo compungido.
Este hecho me recuerda lo que me decía un amigo psicólogo acostumbrado a tratar a personas con depresiones por muchos motivos. Me contaba de alguien, sin mencionar personas, que, acostumbrado a darse a los demás y a solidarizarse con los otros, se encontró con que cuando él los necesitó los otros le dieron la espalda. Y se ha hecho un lío con su vida, a la que no le encuentra sentido. Aunque la expresión sea vulgar, mi amigo el psicólogo le está ayudando a descubrir que en la vida cada uno va a lo suyo, a sacar sus castañas del fuego, y que no se puede tener amigos en el trabajo. Y que solamente él y los más, los más cercanos serán los que se interesen por el mismo.
Vuelvo a mi amigo de marras. Ya no sé si llamarle ex amigo. Ya no sé cómo actuaré el día que tenga que recomendar a alguien para un trabajo. Como amigo, claro está. Porque intentar ayudar a colocar gente es también lo que hago, pero ni conozco personalmente al que viene a buscar trabajo ni tampoco al que se lo va a dar. Eso me salva. Solo soy un mediador. En el otro caso era algo más que mediador: mi recomendación influía. Pero sí, algo de decepción tengo. Espero no se haga un mal generalizado en mi persona. Pero al menos, un poco más desconfiado sí que me vendría bien, o por lo menos no ser tan impulsivo socialmente. De todas formas, no es precisamente un panorama muy bonito, vivir desconfiando o de decepción en decepción, salvo de aquellos más cercanos, muy cercanos, que forman tu pareja, tu familia, tu casa.
fUENTE: En Voz Alta
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